domingo, 4 de diciembre de 2011

Sacrificios humanos en la historia

Los sacrificios humanos fueron practicados en muchas culturas antiguas. Se mataba a las víctimas ritualmente de una forma que pretendía apaciguar a los dioses. Los sacrificios humanos fueron practicados en las religiones celtas de la edad de bronce y en los rituales relacionados con la adoración de los dioses en Escandinavia. Para los habitantes de la antigua Cartago, enemiga sempiterna de Roma, el sacrificio de infantes recién nacidos era también una manera de aplacar a sus dioses. La Biblia contiene también un relato sobre el sacrificio de su hijo Isaac que Dios le pide a Abraham. También, obras artísticas, como La consagración de la primavera del compositor Ígor Stravinski, hacen referencia a los antiguos sacrificios de doncellas en la actual Rusia.

La Biblia contiene un relato acerca de un sacrificio humano no consumado,cuando Yahvé ordena a Abraham ofrecerle sacrificio a su hijo Isaac en un monte ceremonial (Génesis 22:1-19). Abraham se dirigió con Isaac hasta el monte sin decirle que él sería el sacrificado y luego de que éste juntara la leña para el holocausto lo ató, lo puso sobre el altar y se dispuso a degollarlo con un cuchillo. En ese instante fue detenido por Dios quien le dice que no mate a su hijo porque «ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único».

Otro ejemplo de sacrificio humano en el Antiguo Testamento es el de Jefté. Jefté promete a Yahvé sacrificar en su honor a el primero que salga a recibirle a su regreso si le ayuda a vencer a los Amonitas (Jueces 11:31). Al regresar victorioso es su propia hija la que sale a recibirle y Jefté cumple su promesa con Yahvé.(Jueces 11:39) Sin embargo algunas corrientes religiosas cristianas afirman que el sacrificio solo era simbólico y realmente significaba que ella sólo sería apartada para servir en un tabernáculo (Éxodo 38:8) y no privarla de la vida tal como lo hacían los cananeos a sus dioses (Levítico 18:21). El relato de Jueces 11:36-40 da la base para comprender que la hija de Jefté no habría sido sacrificada, si no que efectivamente fue llevada para el servicio dentro del templo de Jehová.

En el islam, de acuerdo con el relato que hace el Corán, Ismael era el heredero de Abraham y fue a él a quien estuvo a punto de sacrificar. La enseñanza del sacrificio de primogénito es una imagen que habla acerca de entregar lo más preciado por amor y obediencia a Dios.

La práctica mencionada varias veces en La Biblia de cumplir la orden de Yahvé de matar a todos los habitantes de una ciudad, o variantes de la misma, como matar a todos los seres humanos pero no los animales, o solo los humanos, o solo los adultos, ha sido considerada por algunos estudiosos [cita requerida] como un acto de complacer al voluntad de Yahvé, y por lo tanto una forma de sacrificios humanos. Al Rey Saúl se le quitó su reino por no cumplir esos procedimientos ordenados por Yahvé. No obstante algunas ocasiones conservaban a las mujeres vírgenes como botín de guerra o para poder tomarlas en matrimonio. Con el paso de los antiguos habitantes del reino sureño de las dos tribus se volverían al culto de dioses fenicios llegando algunos, tal como fue el caso del rey Manasés al sacrificar a sus hijos mediante fuego a Baal (2 Crónicas 33:1-20)

Existe evidencia de que el sacrificio humano fue practicado por diferentes culturas del Antiguo Medio Oriente y Norte de África. Durante algunas épocas del Antiguo Egipto, se sacrificaron sirvientes y oficiales para que fueran sepultados junto con el faraón recién fallecido, de modo que pudieran servirle en el más allá. Por otro lado, la Biblia, además de diversas fuentes grecorromanas se refieren a los sacrificios de infantes realizados por ciertos pueblos, como tribus de cananeos, fenicios y algunos israelitas. Estos sacrificios habrían sido realizados mediante fuego, quemando a las víctimas para obtener el favor y la protección de los dioses. El mismo tipo de sacrificio ha sido adjudicado a los cartagineses, quienes eran descenientes de los fenicios. El Corán también menciona que el sacrificio humano habría sido practicado por algunos pueblos semitas preislámicos de la Antigüedad.

En los palacios reales de Abomey, en Benín, Africa Occidental (sitio reconocido por la UNESCO como patrimonio de la humanidad), se puede visitar un templo con la tumba de 42 esposas del rey Guezo que, en 1858, al morir accedieron a ser sacrificadas para ser enterradas vivas con el monarca, luego de haber bebido un líquido que facilitara sus muertes.

Los griegos, romanos, celtas, cretenses, vikingos y otros pueblos bárbaros europeos, realizaron sacrificios humanos. Es célebre el caso de Agamenón, personaje de Esquilo, que, al partir para la guerra, para obtener vientos propicios de los dioses, decide sacrificar a su hija, Ifigenia, de belleza excepcional. Como en el relato bíblico del sacrificio de Isaac, Ifigenia es salvada en el último momento. Roma prohibió los sacrificios humanos en el año 97 a. C. e intentó imponer la prohibición en toda Europa con éxito diverso. Sin embargo las prácticas romanas de sangrientas muertes circenses, constituyen un derivación de los sacrificios humanos que pasaron de manera diversa. También en el Imperio romano la extendida práctica de matar a los hijos (filicidio) se relacionaba con la patria potestas que autorizaba a los pater familias a «vender, matar, ofrecer a los dioses, subordinar a cualquier ocupación y devorar a los hijos»

El sacrificio humano en las diversas teocracias del mundo Mesoamericano está documentado tanto por los códices como la iconografía precolombina en general, especialmente la azteca y las inscripciones mayas. Además, existen los relatos de los conquistadores españoles, los misioneros y los hallazgos recientes en arqueología. Algunos autores como Pablo Moctezuma Barragán quisieran atribuir la evidencia a la mala fe de los conquistadores o ver en los códices representaciones simbólicas. Pero esta posición es considerada sin fundamento alguno por la mayoría de los historiadores y arqueólogos, como puede comprobarse en el número de septiembre de 2003 de la revista Arqueología mexicana, publicada como respuesta a la controversia sobre los sacrificios (Arqueología mexicana es la revista oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México). Los hallazgos arqueológicos dan cuenta de la historicidad de los sacrificios. Ni siquiera los eruditos que más defienden la causa del indigenismo, como Miguel León-Portilla, niegan la historicidad del sacrificio humano en Mesoamérica, como se comprueba en el mencionado número de Arqueología mexicana, pero critican el abordaje "amarillista" de muchas publicaciones.

En Japón, el tipo de sacrificio humano más común fue la práctica de enterrar vivo a la víctima debajo de diques, puentes, y castillos, como una oración a los dioses.

Texto extraido parcialmente de Wikipedia

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