domingo, 21 de julio de 2013

Bienvenidos al salvaje oeste


 


Silver City es un pueblo abandonado situado al este de la frontera de Idaho, Oregon, en el Valle del Jordán. Pese a la decrepitud y desolación que puede transmitir en las fotografías, Silver City fue uno de los pueblos más ricos y esplendorosos de Idaho durante muchísimos años.

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Hace un tiempo os hablaba de Bodie, otro pueblo abandonado que brilló con luz propia durante la fiebre del oro americana y que quedó abandonado cuando el oro se acabó. Silver City tiene una historia más o menos paralela. La ciudad nació a principios del siglo XIX para albergar a los trabajadores de las minas de las montañas de los alrededores. De ellas se extraían diversos minerales que no tardaron en llenar los bolsillos de los ciudadanos de la pequeña ciudad que, en pocos años, creció de forma considerable atrayendo comercio y prosperidad.
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Silver City, en sus buenos tiempos
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Tal fue su importancia que llegó a ser capital del condado desde 1867 hasta 1935, cuando el título le fue arrebatado por la ciudad de Murphy. Silver City fue la primera ciudad de Idaho en tener servicio telegráfico (1874) y también fue la primera en tener un periódico, “La avalancha de Idaho”. Tenía incluso una fábrica de cerveza y una planta de embotellado y, por supuesto, un buen puñado de burdeles, salones de juego y un cementerio para entierros express.
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Fotografía de Airflyte 49
 
Fotografía de FiveBales
 
Fotografía de Jimmywayne

Hacia el año 1889 comenzó el declive de la ciudad, algunos minerales se agotaron y otros ya no eran tan rentables. La gente comenzó a emigrar a otros pueblos más prósperos en busca de nuevas oportunidades. Otro factor importante para la agonía del pueblo fue su situación geográfica, demasiado lejos de cualquier lugar, sobre todo en los largos inviernos, en los que la ciudad quedaba durante meses prácticamente aislada por la nieve y el hielo.

 
Silver City en invierno. Fotografía de  Phahahooha
Este hecho continúa hoy en día, entre los meses de octubre y mayo las carreteras que conducen al pueblo están cortadas por la nieve y tan apenas se puede ver un alma paseando por las calles. En verano, el panorama cambia radicalmente y los turistas y vecinos de pueblos próximos acuden en masa a visitar lo que queda de este histórico lugar. Algunas de las casas se han rehabilitado y se mantienen como pequeños albergues para acoger a los turistas. Es posible que esta pequeña iniciativa sea lo que mantiene a este inhóspito lugar todavía con vida tras más de medio siglo de abandono.
En el pueblo se conservan todavía muchos edificios importantes, como la escuela, la iglesia, el hotel y unas cuantas casas y edificios masónicos. También se pueden visitar las instalaciones de algunas de las minas cercanas.
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Fotografía Desert4wd



Fuentes:
http://tejiendoelmundo.wordpress.com

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